Seguidores

jueves, 5 de diciembre de 2013

Las “lagunas” de Exactas

Suelen no ser muy visibles para los visitantes de Ciudad Universitaria, pero estas simulaciones resultan una verdadera fuente de conocimientos para los científicos que estudian estos cuerpos de agua, así como para los estudiantes que hacen allí sus prácticas didácticas.
Por Cecilia Draghi

Desde el cielo son claramente visibles, aunque muchos de los que visitan a diario la Ciudad Universitaria probablemente no las conozcan. Están allí desde hace años y tienen vida de lo más diversa. Son las “lagunas” de Exactas, fabricadas por el Laboratorio de Limnología para ser fuente de conocimiento, además de servir para que los alumnos de biología hagan prácticas.

“Son seis tanques donde hemos simulado verdaderas lagunas. Es posible encontrar comunidades completas, desde bacterias, hasta algas y zooplancton, entre otros. En algunas de ellas hemos puesto pececitos y plantas”, describe Haydeé Pizarro, profesora de Ecología y Desarrollo en Exactas e investigadora del CONICET. “La idea de alguna manera es fabricar casi verdaderas lagunas, lo cual nos permite que los resultados sean extrapolables a condiciones naturales”, agrega desde el laboratorio de Limnología de la Facultad.

A la entrada de la Ciudad Universitaria, del lado de la avenida Cantilo, y cerca del ingreso al campo experimental, es posible hallar estos seis tanques de unos tres mil litros cada uno, de 1,20 metro de profundidad. Cerca de allí está el vivero; un poco más atrás, colmenas, rodeadas por un pastizal en una amplia superficie que suele servir de ejercicio para distintas actividades de investigación y docencia.

“Los tanques fueron llenados con agua de red. Héctor Berna, histórico cuidador del campo experimental, nos ha ayudado mucho en esta tarea. En un primer momento colocamos plantas acuáticas que trajimos del lago Regatas del Parque Tres de Febrero, que funcionaron como fuente de propágulos. Es que esas plantas vienen con huevos, esporas, organismos microbianos, etc., que empezaron a desarrollarse en estos nuevos sitios. Dejamos que la naturaleza funcione y se transformaron en seis verdaderas lagunitas. Tienen características físicas y químicas muy parecidas a sistemas someros naturales”, precisa Pizarro.

Ella desde hace años estudia cómo afectan a distintos cursos de agua, ciertas actividades humanas. “En particular, -puntualiza- estoy trabajando en el efecto del glifosato, el herbicida más usado en el mundo para el cultivo de algunos granos, que a veces, de forma intencional o accidental, llega a estos cuerpos de agua y afecta su calidad”.

En los sistemas naturales como ríos, arroyos o humedales de distintos puntos del país, Pizarro toma muestras en sus distintos viajes de campaña. Y muy cerca de su laboratorio del Pabellón II, la científica cuenta con estas “lagunas” artificiales donde también lleva adelante diversos estudios. “Estas prácticas, que involucran herbicidas y moluscos invasores, están controladísimas desde el punto de vista de seguridad. Esos tanques -subraya- están, como todo el resto de las instalaciones, supervisados y controlados por el Servicio de Higiene y Seguridad de la Facultad. Es importante porque trabajamos con sustancia que consideramos tóxicas”.

Bajo estudio

A lo largo de años de investigaciones, Pizarro estudia los efectos del herbicida en sistemas naturales. ¿Qué impacto genera el glifosato? “El enorme deterioro de la calidad del agua. Aumenta muchísimo el fósforo”, remarca y enseguida ejemplifica: “Muchas especies mueren, y otras se desarrollan mucho más como algunas cianobacterias, que suelen aparecer en situaciones extremas o en cuestiones relacionadas con la contaminación. Estas cianobacterias se expanden más, y a la vez, pueden usar el glifosato como fuente de fósforo para su desarrollo”.

Algunos de estos estudios se llevan adelante de forma controlada en estos tanques que “también los llamamosmesocosmos, como se llama en limnología a clausuras de determinados volúmenes. Un microcosmos puede ser un vaso de precipitado, es decir algo muy pequeño que se emplea en el laboratorio. A medida que aumenta el volumen y son llevados al aire libre, esos cosmos se van transformando en situaciones más reales”, compara.

Además de los efectos del herbicida, el equipo de Haydeé Pizarro junto con Daniel Cataldo, investiga las consecuencias de un molusco invasor que vino probablemente como polizón en barcos de carga de China y desembarcó en el Río de la Plata para expandirse por millones. Se trata del mejillón dorado (Limnoperna fortunei). “Estudiamos en estas lagunas artificiales el impacto conjunto del herbicida, por un lado, y, por el otro, el molusco invasor”, indica.

Estas simulaciones acuáticas en la Ciudad Universitaria, además del control permanente por trabajar con sustancias tóxicas, tienen en cuenta diversas cuestiones. “Cuidamos la proliferación de insectos porque pueden ser preocupantes. Nos hemos encargado de armar una cadena trófica para que las larvas no proliferen. Hemos puesto peces para que se encarguen de comer las larvas de mosquitos y evitar así su proliferación”, precisa.

Estudiantes de Exactas hacen diversas prácticas en estas “lagunas” de la Ciudad Universitaria. “Estos tanques de pequeño porte, no son muy grandes, pero desarrollan actividades microbianas, muy robustas y complejas, que nos permiten hacer trabajos prácticos, sin movernos de la facultad”, concluye.
http://exactas.uba.ar/noticias/display.php?info=noticias&id=776
Fuente: El Cable Nro. 833

No hay comentarios:

Publicar un comentario