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lunes, 29 de diciembre de 2014

Impulsan ciudad verde en Francia

Esta urbe francesa, de un millón y medio de habitantes, transformará su fisonomía en un ámbito saludable.

buendiario - lyon2
Delphine Grech vive en el corazón de una ciudad de casi 2 millones de habitantes. Pero no lo nota. Aunque reside a sólo 12 minutos del centro, cada mañana se levanta con una fabulosa vista al río Saona, una tupida arboleda y las gaviotas que se acercan a las marinas. “Hace unos años era imposible pensar que podríamos vivir aquí en esta zona. Estoy muy feliz de haber decidido a mudarme aquí”, cuenta a la nacion Delphine Grecth, que apostó a la calidad de vida y al desarrollo urbanístico que cambiará la fisonomía de esta ciudad, la tercera más importante de Francia. Se trata del proyecto denominado Lyon Confluence (http://www.lyon-confluence.fr), un ecobarrio que albergará miles de personas y que pretende recuperar una zona industrial abandonada, terminar con las diferencias entre el norte y el sur, incluir población desplazada y crear un diseño urbanístico sustentable y eficiente. El aspecto de este espacio de 150 ha luce similar a un área de Barracas, en el sur de la ciudad de Buenos Aires.
La península francesa que cambiará la entrada y la salida de esta urbe de 1.500.000 habitantes se encuentra en la confluencia de los ríos Saona y Ródano, y supo ser un área industrial y de logística de transportes, pero quedó abandonada. “Nadie llegaba hasta esta parte de la ciudad y paradójicamente es el corazón de la misma. Las vías del tren y la autopista en vez de unir las zonas hacían las veces de línea divisoria”, explica Benoit Bardet, responsable de la comunicación del proyecto que cuenta con capitales públicos y privados. La reconstrucción del barrio está dividida en tres etapas. La primera, casi finalizada, cuenta con edificios de vivienda y la recuperación del paseo costero en la ribera del Saona. Grech se mudó allí hace tres años y nota un cambio rotundo: “Confluence para mí es vivir en el centro de una urbe como si se tratara de otro sitio. Lo primero que veo cuando me levanto son las aguas del río con los patos y la naturaleza, que me dan la bienvenida. La parada del tranvía que me lleva al trabajo me queda a cuatro cuadras y sólo 12 minutos después estoy nuevamente en el corazón de la ciudad, entre los barrios tradicionales”, describe Grech a la nacion. Hay lugar para los autos, pero también para las bicicletas, las calles son más anchas y se puede apreciar el skyline de Lyon desde cualquier punto, así como los jardines y los nuevos espacios verdes.
“Yo vengo desde el centro histórico de la ciudad y abrí mi segundo restaurante en los docks del nuevo distrito. Aquí literalmente se pueden sumergir los pies en el agua. No pasan autos, es realmente muy placentero trabajar en este lugar”, cuenta Nicolás Lebec, uno de los nuevos comerciantes del barrio. En Lyon se desarrolla una de las ferias de tecnología ambiental más importantes del mundo, Pollutec. Es en ese contexto que el conglomerado de 58 distritos que es el Grand Lyon presenta el proyecto de La Confluence. La mitad de la superficie de todo el proyecto estará ocupada por espacios verdes. Y los nuevos edificios no sólo incluyen terrazas verdes; también son diseñados de forma tal que se cumpla con la normativa que Europa establece para 2020 en materia de eficiencia energética. Es curioso ver en esta y otras ciudades francesas los avisos de venta de propiedades que incluyen el etiquetado de gasto de energía (en la Argentina es común verlas en los electrodomésticos). Estos parámetros dan una idea al comprador de la inversión que tendrá que hacer para ajustarla a la norma. En La Confluence los edificios cuentan con los estándares de ahorro energético y de recuperación de agua, por ejemplo, que otros edificios deberán tener antes de 2020 en Europa.
Respecto de los costos en La Confluence, los valores de los departamentos rondan los 5000 euros el m2. Pero Bardet hace una aclaración: “Aproximadamente el 25% de cada manzana incluye viviendas sociales. Este no sólo es un proyecto urbanístico sustentable, también es inclusivo. Cuando se diseñó se pensó en terminar con las diferencias norte-sur”. Mahé Diop es una de las beneficiadas con un departamento que consiguió con ayuda del Estado. Debe pagar por mes unos 500 euros para vivir allí. “Conseguí este departamento gracias a la Oficina de Desarrollo Social. Cuando llegué fue un momento muy especial para mí porque ni siquiera sabía cómo sería el lugar. Y me encantó. Allí -señala una cancha de fútbol- está el campo de deportes para mi hijo. Antes vivíamos en una zona poco amigable para los chicos y se la pasaba casi todo el día encerrado en casa. Esto es algo diferente. Es un aire fresco para nuestra vida”, asegura. El barrio también tendrá lugar para oficinas. De hecho, la población permanente hoy está calculada en 16.000 habitantes y otras 25.000 compartirán el área al ir a trabajar allí. La finalización del proyecto completo está prevista en unos 10 años. Sin embargo, los cambios pueden percibirse hoy. Es que también coexiste un Centro para la Juventud y hay una gran cantidad de actividades culturales que se realizan en el nuevo barrio. Los restaurantes y delis vegetarianos abundan en la zona, y son aprovechados también por los turistas. “Desde septiembre de 2009 la zona empezó a cambiar. Llegaron nuevos negocios y el año que viene mi hijo comenzará aquí el preescolar y luego, la primaria”, agrega Grech, orgullosa de vivir en este lugar.
El barrio también sumará la extensión de una línea de tranvía, un puente y una marina. Y están proyectadas dos modernas torres al comienzo de la península. “Puede ser tomado como el comienzo o como el final de la ciudad. Pero seguramente marcará un hito en el urbanismo”, asegura Bardet.
Por etapas: la primera abarca edificios de vivienda y mejoras en el paseo costero
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