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domingo, 22 de enero de 2012

La lucha en Ecuador por salvar "los pulmones del mundo"


En la luz del amanecer, el río Napo -que corre con rapidez desde su fuente en las alturas de los Andes- se arremolina poderosamente al paso de nuestra embarcación.
De repente, una nube densa de loros verdes desciende en picada desde la selva y, al compás de la bulla que produce su carreteo, recoge agua de la ribera enlodada.
Este barro rico en minerales pesados -los loros parecen saberlo- es un antídoto a las toxinas presentes en las semillas de la selva, que son un ingrediente esencial de su dieta diaria.
En el momento perfecto, justo cuando los primeros rayos de luz rozan el agua a las 07:30 hora local, vuelven a tomar vuelo y desaparecen, poniéndole así punto final a uno de los espectáculos más maravillosos de la Amazonía ecuatoriana.
guacamaya
Navegamos en las márgenes del Parque Nacional Yasuní, que tiene más especies de plantas en su millón de hectáreas de pantanos y selva que toda América del Norte.
El tití pigmeo -el mono más pequeño del mundo-, osos perezosos y nutrias gigantes hacen parte de las muchas especies amenazadas cuyo hogar es este parque.







También hay unos 300 miembros de la última tribu nómada de cazadores y recolectores del mundo, que escogieron vivir totalmente aislados como lo han hecho por miles de años.

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